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La experiencia virtual. HolaNaturaleza! Capítulo Pandemia.

Pienso en el virus. Llevo mucho tiempo en aislamiento y recién hoy puedo escribir algo. Todo este tiempo estuve ocupada en informarme e inventar y poner en práctica protocolos para la casa, somos 4 humanos, de 3 generaciones diferentes y una felina. Un gran trabajo para lograr construir una célula en armonía.

El maldito Virus con coronita: Invisible, ubicuo, se multiplica, atraviesa distancias, es global. Es tan parecido a la virtualidad… tan parecido al mundo digital, a la red, a la ciberesfera en la que vivimos. Acorde con nuestra era, nos obliga a profundizar al máximo en la virtualidad que ya veníamos usando cotidianamente. Hace décadas que todo está digitalizado, desde la burocracia estatal con nuestros datos, hasta nuestras relaciones personales a través de las redes.

Pareciera entonces que este virus está en concordancia con las «virtudes» paradigmáticas de nuestro S XXI. Somos ciberhumanos, mediatizados, virtualizados, en red, sin contacto físico, podemos estar en cualquier geografía del planeta, podemos tener múltiples perfiles, podemos realizar trámites o estudiar y trabajar a distancia.

El virus de la pandemia es muy parecido, fue diseñado a semejanza de este mundo virtual. Provoca una agudización del no-contacto, del aislamiento, del individualismo, de la comunicación virtual entre humanos. Lo que ya veníamos haciendo en mayor o menor medida, hoy se convirtió en norma obligada para no contagiarse. Una especie de retiro de la sociedad, células aisladas, castigadas al encierro.

Supongo que esta necesidad obligada de llevar al extremo la experiencia virtual, nos llevará a desear nuevamente el contacto físico humano y vivenciarlo como nunca antes.

Mientras dure esto, deseo que los que podemos pensar con la panza llena, porque todavía podemos comprar comida y pagar las cuentas, pensemos mucho en nuevas formas, profundas, revolucionarias, para vivir felices todxs en un planeta tan hermoso como el nuestro. Pero de verdad, no seamos vagos o indiferentes en esto, que PENSAR sea parte de la rutina, además de limpiar, cocinar, hacer la tarea con los hijos, ver películas, meditar, leer, dibujar, hacer artesanías, hacer yoga, jardinería,  teletrabajar, etc. 

No podemos dejar pasar esta oportunidad, es una obligación como humanidad, para sobrevivir como parte de la naturaleza, no hacernos los distraídos y pretender que todo vuelva a la «normalidad» de antes del virus. Salud!